He aquí, con el reflejo de mi rostro en la pantalla de un ordenador que tan siquiera es mío. Viendo ese rictus que todos tenemos algún día (al menos), aunque algunos repitamos por gusto, o por lo que sea. Ese gesto de incapacidad, de saber que DEBES pero, puntos suspensivos.
Como los sueños. Sí, esos sueños en los que "debes" escapar de algo, pero tus piernas no responden acostumbrándose a dejarte a tan sólo unos pasos de una salida que sabes no alcanzarás. Pierdes esa capacidad de mandar, y ellas... de obedecer, y es ahí donde jamás te preguntas:
" ¿y por qué no corremos en su dirección?".
Pues eso digo,
A PRINGAR
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