31 de enero de 2010

De temblores y miopías

Sin signos de palidez.

Es extraño el cuerpo humano. No importa que camiseta vistas hoy, porque siempre sufriremos miopía ante las sorpresas, y más aún, si van "in crescendo" a lo largo de una conversación sencilla, quizás digna de hemeroteca, y dispuesta al desahogo.

Pero la miopía se queda en la nada, justo al lado de donde se quedan las musas tamaño Uma Thurman,como diría aquel, porque llegado a un punto, esa incapacidad de enfocar, se torna a espasmos (incontrolabres, aunque venga incluido en su definición), sudores... Y eso no es miopía. Ni siquiera sus efectos secundarios. Ni siquiera aquel lengüetazo en el palo.

¿¿Otra ronda??

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